KUMON - MATEMATICAS PARA NIÑOS

El Método Kumon es un sistema de aprendizaje de matemáticas y lenguaje desarrollado por el japonés Toru Kumon. Este método involucra la repetición de ejercicios básicos de matemáticas que gradualmente se hacen más complejos hasta que el estudiante alcance un nivel avanzado de destreza. Nuestro primer encuentro con el Kúmon fue a la edad de cuatro años, con Luisete. Una amiga nos habló de llevar a su hijo a una academia, a aprender un matemáticas.
De todas las asignaturas que hay para estudiar, las matemáticas son y serán siempre mis favoritas. Las matemáticas nunca fallan. Dos y dos son siempre cuatro. Dibujar funciones es una de las cosas más divertidas que se pueden hacer. Resover ecuaciones, hacer límites, derivar, integrar... para mi es lo mejor para distraer la mente, y esforzarse para resolver un problema complicado me reporta una satisfacción infinita.
Hay gente para la que esto resulta incomprensible. Bueno, en realidad para casi todo el mundo... Yo creo que el problema es que no tienen la azotea bien amueblada para esto. Las mates, si sabes lo fundamental, son cuestión de sentido común y, ante todo, fórmulas al pie de la letra. No hay lugar a error. Repasas, o repites el problema, y si te da lo mismo dos o tres veces, es que está bien. No es una cuestión de opiniones, de que el profesor esté más o menos de acuerdo con lo que expones, o hacerlo mal por olvidarse de alguna explicación. Sólo debes seguir unos pasos determinados, siempre los mismos, y no fallas.
La forma de estudiar esta asignatura, como muchas de las de ciencias (física, química, dibujo técnico, sistemas de representación...) es bien sencilla. Repetir y repetir un tipo de problemas hasta que los entiendes perfectamente y no fallas. No hay más. Ojalá todas las cosas en la vida fuesen así de sencillas de resolver!
Por eso, cuando busqué Kumon al llegar a casa y vi que era un método para el aprendizaje de las matemáticas desde muy pequeños a través de la repetición, me pareció una idea fabulosa.
Luisete empezó con cuatro años, como ya he dicho. El sistema es bien sencillo. El niño hace todos y cada uno de los días del año (excepto en su cumpleaños) veinte o treinta minutos de ejercicios matemáticos. Dos días a la semana los hace en la academia, y los otros cinco los hace en casa solo, corregido al terminar por sus padres. No hay que explicarle nada.
Aviso desde ahora que es un coñazo. Pero con todas las letras. Al principio puede resultar divertido, debido a la novedad, pero pasados los primeros días es una verdadera tortura china (JA! es chino el sistema) tanto para el niño como para los padres. Ahora si, hecho tal y como te indican, la efectividad es impresionante.
Llevamos a nuestro niños dos años. Este, que ya tiene seis y ha empezado primaria, hemos decidido dejarlo. Al menos de momento, porque trae a casa una cantidad de tareas tal, que dedicar otros treinta minutos al Kúmon nos parecía muy exagerado. Además de esto, creo que al menos el objetivo que yo em planteé, lo hemos conseguido.
No enfocamos la asistencia a esta academia para que nuestro hijo fuese un fuera de serie con los números, qué va! Nada más lejos de nuestras intenciones. Lo que queríamos era que nos ayudasen a facilitarle el camino, pues a mi marido y a mi nos gustan tanto los números, que no nos apetecía que se le "enquistasen" al niño.
Como digo, lo hemos conseguido. Tras todo el trabajo hecho, que de verdad es mucho, él es bastante bueno con las mates, y lo que me ha encantado es que ha estructurado su pensamiento matemático "de cinco en cinco", y ese, amigos, es el truco. Sumar y restar es sólo una cuestión de hacer grupos de cinco. Las manos y los pies tinen cinco dedos! Nuestro organismo está hecho para contar en grupos de cinco. Curiosamente, sin tener ni idea de este método, mi propio padre me enseñó a mi algo parecido cuando era pequeña.
Nos hemos propuesto hacer lo mismo con Jaime, pero cuando llegue el momento el año que viene, porque si es muy pequeño, la lucha va a ser más ardua, y el razonamiento a hacer con ellos mucho más duro.
Puede parecer una tarea fácil, pero de verdad que no lo es. Llega un momento en el que es tan repetitivo, que dan ganas de no hacerlo. Hay días en los que el niño está muy cansado y no quiere trabajar. Hay días en los que somos los papás los que estamos muy cansados para pelear con ellos y que hagan la tarea. Y hay días en los que simplemente, las horas no llegan para hacer esa tarea.
Yo he perdonado el Kúmon a mi hijo en muchas ocasiones, pero digamos que ha hecho el 90% de lo que debía hacer. Y eso es mucho. Mi padre, su abuelo, también ha ayudado mucho en este trabajo, pues ha habido días en los que era él el que se encargaba de que el niño hiciese el puñetero cuadernillo.
Eso si, el resultado es muy bueno. Aprenden a manejar muy bien el lápiz, y a hacer las cosas por sí mismos. Esto considero que es otro de los puntos importantes, el aprender a estudiar solitos. Bien está que los papás corrijamos lo hecho, pero son ellos los que deben hacerlo, y solitos. De no ser así tendremos que hacer con ellos Farmacia, Medicina, Informática o Derecho... lo que elijan. Nosotros no estamos dispuestos.
Como digo, a pesar del esfuerzo requerido, el resultado merece la pena y la base matemática está asentada en la cabeza del niño. Si cimentará sobre ella o no... ya es otra historia. Sobre el de lectura, cuya existencia también conozco, no puedo aportar experiencia todavía, pero seguro que mientras JAime hace el de matemáticas, Luisete hará el de lenguaje, con lo que en unos meses, estaré en disposición de escribir el experimento.